Después de buscar en cada uno de mis recovecos una frase para no molestar, un momento adecuado, un término medio. Después de las cosas que nunca me dieron y nunca pedí, de los besos inacabados y de las conversaciones pendientes. Después, aprendí que no es vida la que construyes a base de limitaciones, de condiciones y de porqués. Es vida la que provoca que muerdas tus uñas, que tiembles, que hagas de todo menos privarte de ser.

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