domingo, diciembre 11

Antes de salir, sonríe y recuerda que eres preciosa

La mayoría de las veces, la inspiración nace de las cosas más cotidianas, cosas que, en otro mejor o peor momento, pasarían a formar parte de tu vida como si de banalidades se tratase: un consejo, una conversación con un buen amigo, una canción escuchada justo en el instante correcto... O, simplemente, cualquier nota en un post-it desgastado que ahora me sirve para dar título a mis palabras. No recuerdo por qué la escribí, sólo sé que la he dejado descansar sobre un panel de corcho colocado en la pared, en el pasillo que lleva hacia la puerta de entrada y, obviamente, de salida. Pero, lo que me es más relevante es que, simplemente, la olvidé. Sí, así es. Me prometí leerla cada mañana antes de ir a clase, creer un poco en ella aunque no la considerase cierta, y lo olvidé. Me fallé a mí misma y fallé a mi promesa, quizá por falta de tiempo o de ganas. No ha sido más que otra nota rodeada de recordatorios insignificantes, muriéndose de frío, de hastío, de pena... Y, hoy, le debo, NOS debo, una buena disculpa.

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